viernes, 3 de abril de 2020

SARS-CoV-2.COMBATE--> 03. CARGA VIRAL.

CARGA 

VIRAL

3. CARGA VIRAL.
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 3.1 Síntomas Leves.
 3.1 Síntomas Graves.

El nuevo coronavirus se multiplica 1.000 veces más en la garganta que el virus del SARS | Ciencia | EL PAÍS

LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

El nuevo coronavirus se multiplica 1.000 veces más en la garganta que el virus del SARS


El seguimiento de los primeros pacientes en Alemania ilumina los mecanismos de propagación de la enfermedad

Personal sanitario toma muestras para análisis de coronavirus en una instalación en Múnich (Alemania).


Personal sanitario toma muestras para análisis de coronavirus en una instalación en Múnich (Alemania).

MATTHIAS SCHRADER / AP












La humanidad no acaba de comprender cómo un virus desconocido hace tan solo tres meses ha viajado ya por todo el planeta y ha obligado a esconderse en sus casas a miles de millones de personas. Tampoco lo entiende todavía la comunidad científica, pero un análisis exhaustivo de nueve jóvenes infectados en Alemania ilumina ahora la propagación de la enfermedad.
 El nuevo patógeno se multiplica mucho más y en mucho menos tiempo que su hermano, el virus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), otro coronavirus que apareció en China en 2002 y mató a casi 800 personas antes de que una campaña internacional cortase la epidemia. 

La carga viral del nuevo coronavirus es mil veces superior.
Las nueve personas analizadas se infectaron en un mismo brote descubierto en Múnich el 27 de enero.

 El estudio no lo dice, pero por la fecha se trata de los primeros contagiados en Europa
un grupo de trabajadores de la empresa de productos automovilísticos Webasto que hicieron un curso de formación junto a una compañera china. De este mismo brote también salió el turista alemán de La Gomera que fue el primer caso confirmado en España.

 El seguimiento de los nueve pacientes, llevado a cabo por el médico Clemens Wendtner, muestra que el virus no solo se multiplica en los pulmones como el SARS de 2002, sino que también se replica de manera increíblemente activa en la garganta durante la primera semana con síntomas.
El equipo de Wendtner, del hospital de Schwabing-Múnich, ha analizado muestras de la garganta, de los pulmones, de los esputos, de las heces, de la orina y de la sangre de los pacientes para entender el comportamiento del nuevo coronavirus.

 En las personas con un cuadro leve, que fueron casi todas, los investigadores aislaron virus activos en la garganta y los pulmones solo hasta el día ocho tras el inicio de los síntomas. El pico de carga viral se alcanzó antes del día cinco.

 En el virus del SARS de 2002, ese pico, mil veces menor, se alcanzaba entre 7 y 10 días después del inicio de los síntomas.

 La diferencia es crucial, porque la potente y rápida excreción de virus en la garganta de personas con síntomas muy leves las convierte en bombas de relojería para la propagación de la enfermedad.
Las personas infectadas y prácticamente asintomáticas son bombas de relojería para la diseminación de la enfermedad
Los modelos matemáticos, alimentados con los patrones de movimiento de centenares de millones de chinos registrados por las empresas de telecomunicaciones, ya han revelado que hasta el 86% de los contagios al inicio de la pandemia se debieron a personas infectadas pero con síntomas leves o directamente indetectables.

 China, Corea del Sur y otros países asiáticos recomiendan el uso generalizado de mascarillas para evitar que estos portadores invisibles transmitan el virus.

 La OMS solo aconseja llevar mascarillas si se tienen tos o estornudos.
“Asusta y tiene implicaciones”, afirma la viróloga española Margarita del Val sobre el nuevo estudio, en el que no ha participado. “Ya sabíamos lo contagioso que es el virus. Aquí demuestran por qué lo es”, explica.

 El nuevo coronavirus y el virus del SARS de 2002 utilizan una misma puerta de entrada al organismo humano: la proteína ACE2, que se expresa en la superficie de las células de los pulmones. Es como una cerradura que los virus abren con una llave: su proteína S. El análisis alemán, publicado este miércoles en la revista científica Nature, sugiere que una mutación en esta llave permite que el nuevo coronavirus abra otra puerta: la de las células de la garganta.
“Este estudio también trae buenas noticias: no han encontrado virus activos ni en la sangre ni en la orina ni en las heces”, señala Del Val, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, en Madrid.

 Los análisis de sangre de los nueve pacientes muestran que la mitad de ellos presentaban anticuerpos contra el virus en el día siete y todos ellos lo hacían el día 14.

 Sin embargo, según advierten los científicos alemanes, “los niveles de anticuerpos neutralizantes no sugieren una estrecha correlación con el curso clínico de la enfermedad”.

 La aparición de los anticuerpos —generados por el cuerpo humano para defenderse del invasor— no implica la eliminación inmediata del virus.
Los autores del estudio alertan de que las futuras vacunas enfocadas a instigar la producción de anticuerpos tendrán que “inducir respuestas muy fuertes para ser efectivas”.



 Margarita del Val cree que esto es un espaldarazo a la estrategia del virólogo español Luis Enjuanes, cuyo equipo en el Centro Nacional de Biotecnología trabaja para obtener una vacuna a partir de una versión atenuada del virus, capaz de desencadenar una respuesta inmune completa sin causar la enfermedad.
Cuatro de los nueve pacientes de Múnich comunicaron una pérdida del olfato y del gusto
Algunos tipos de glóbulos blancos de la sangre producen anticuerpos para luchar contra los virus que circulan fuera de las células humanas.

 Otros glóbulos blancos, denominados linfocitos T citotóxicos, destruyen las propias células infectadas, convertidas en auténticas fábricas de nuevos virus. Una vez dentro de una célula humana, un coronavirus puede producir hasta 100.000 copias de sí mismo en 24 horas.
“Con una vacuna como la del grupo de Luis Enjuanes se dejaría abierta la posibilidad de que se induzca también una inmunidad celular que pudiera actuar sobre las fábricas de nuevos virus, las células infectadas, a la vez que los anticuerpos neutralizan las partículas de virus infeccioso circulante”, opina Del Val. Otro camino para desarrollar vacunas es utilizar solo determinadas proteínas del virus, pero la estimulación del sistema inmunitario podría ser insuficiente, según advierte la viróloga. Para Del Val, los nuevos hallazgos también obligan a “evaluar con cautela” el uso de transfusiones directas de plasma sanguíneo de pacientes recuperados como tratamiento experimental de los enfermos. “Habría que usar los plasmas con la mayor concentración de anticuerpos posible”, apunta.
Cuatro de los nueve pacientes de Múnich comunicaron una pérdida del olfato y del gusto, mucho más fuerte y duradera que la típica de un resfriado común.

 Hace ya semanas que agrupaciones médicas de varios países, como la Sociedad Española de Neurología, recomiendan el aislamiento preventivo de las personas que estos días pierden el olfato de manera repentina y sin causa aparente. Según el nuevo estudio, este síntoma podría estar relacionado con la intensa multiplicación del virus en las células del tracto respiratorio superior, desde la nariz a la garganta.
El análisis de los nueve pacientes alemanes sugiere que el virus ataca el cuerpo humano en “dos oleadas”, en palabras de Margarita del Val. La primera, concentrada en la garganta y con síntomas leves o indetectables, facilitaría la diseminación explosiva del virus.


 En la segunda fase, solo presente en una minoría de los enfermos, la multiplicación del virus se concentraría en los pulmones, de manera similar al SARS de 2002, con neumonías que pueden llegar a ser letales.
Dos de los nueve pacientes alemanes llegaron a mostrar indicios preliminares de neumonía. En sus esputos, el virus se mantuvo en niveles altos hasta los días 10 y 11. Según los autores, estos resultados sugieren que, en los casos leves, los médicos podrían dar el alta hospitalaria a los pacientes a partir del día 10, si la presencia de ARN del virus en sus esputos es baja.

 Para evitar el “pequeño riesgo residual de infectividad”, los investigadores recomiendan el aislamiento domiciliario de estas personas hasta la curación total.

Un estudio establece el momento en el que el enfermo por coronavirus ya no contagia

Los primeros pacientes alemanes, conejillos de indias para establecer patrones de curación del coronavirus

Un estudio en Alemania revela cuándo un paciente deja de ser contagioso por el coronavirus Covid-19 - EFE / Vídeo: Un estudio revela algunas claves del contagio por coronavirus - AT
Cuando se escriba la historia de esta guerra contra el coronavirus, constará que fue en Alemania donde tuvo lugar la primera incursión del enemigo en territorio europeo. La primera escaramuza se debió a la llegada de una empleada china de la empresa de repuestos de automóvil Webasto. Residente en Shanghái y tras haber visitado a sus padres en Wuhan, acudió a un curso de formación en Baviera entre el 19 y el 22 de enero. Ya de vuelta en China dio positivo por Covid-19. El 24 de enero, uno de los empleados alemanes con los que coincidió, de 33 años, presentó dolor de garganta, escalofríos y mialgia. Las autoridades sanitarias de Baviera realizaron test a todo el personal alemán y sus contactos, y cerraron la empresa. Aparecieron tres positivos más entre los empleados, todavía sin síntomas, y varios más entre sus familiares, bloqueando la extensión del coronavirus.
Ese primer grupo de población expuesta al coronavirus está sirviendo ahora para establecer patrones de contagio y recuperación. Un estudio realizado sobre estas personas por las clínicas Charité de Berlín y Schwabing de Múnich, en colaboración con el Instituto de Microbiología del Ejército alemán, ha permitido comprobar, por ejemplo, que en los primeros días de infección del virus Covid-19 se concentra solo en nariz y boca. También se ha mostrado el momento en el que ya no supone un riesgo dar de alta a pacientes recuperados, liberando camas de UCI con garantías.
Estos equipos investigadores revelan que el paciente deja de ser contagioso cuando las muestras que se le extraen del área nasofaríngea y de los fluidos expulsados al toser presentan menos de 100.000 copias del genoma del coronavirus. En la mayoría de los casos, la carga vírica en la faringe se reducía notablemente pasada la primera semana de enfermedad. En el pulmón, algo más tarde.
Roman Wölfel, director del Instituto de Microbiología del ejército alemán, ha explicado que ocho días después de presentar los primeros síntomas, los expertos ya no fueron capaces de aislar partículas infecciosas en los pacientes, a pesar de detectar todavía copias del genoma del coronavirus en faringe y pulmón: «La elevada carga vírica en la faringe inmediatamente después de los primeros síntomas apunta a que los pacientes con Covid-19 son ya muy pronto infecciosos, incluso antes de darse cuenta de que están enfermos». También subraya que «eso nos proporciona información muy valiosa a la hora de decidir cuándo puede un paciente ser dado de alta, una decisión que los equipos médicos toman bajo una gran presión».
Los resultados del estudio, publicados en la revista «Nature», estiman que los pacientes contagiados pueden ser dados de alta y pasar a cuarentena domiciliaria si, diez días después de enfermar, presentan en los fluidos expulsados al toser menos de 100.000 copias del genoma del virus.
«El coronavirus se puede multiplicar en la faringe sin necesidad de llegar al pulmón y por lo tanto es muy fácilmente transmisible», explica Christian Drosten, director del Instituto de Virología de la Charité, incidiendo en que se multiplica en el tracto gastrointestinal, aunque no se pudo detectar la presencia de virus infecciosos en las heces, la orina ni la sangre de los pacientes.
Por otra parte, analizados los sueros sanguíneos en busca de anticuerpos contra el SARS-CoV-2, la mitad del grupo estudiado durante 28 días desde la aparición de los primeros síntomas desarrolló hasta el séptimo día anticuerpos contra el virus; dos semanas después, todos los pacientes habían producido anticuerpos. Con la producción de anticuerpos, también se redujo lentamente la carga vírica.

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